Por trabas para importar combustibles, falta nafta en todo el país. La problemática también se vive en San José, donde este sábado por la mañana en la estación de servicio YPF de calle Mitre e Irigoyen, los automovilistas se agolparon en masa a cargar nafta.
Se formaron dos filas de vehículos, una por calle Irigoyen y otra más extensa sobre Avenida Mitre hacia el Norte, que abarcaba varias cuadras, llegando incluso hasta la altura del cementerio y por momentos hasta calle Belgrano.
Personal de Inspección Municipal coordina el tránsito en este sector de la ciudad, ante esta situación nunca antes vista en San José.
La escasez afectó primero al interior del país y ya llegó también a la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Este sábado por la mañana se repetía en gran parte del país la misma postal que se ve desde el jueves a la noche: largas filas en estaciones de servicio o estaciones cerradas con los conos puestos. Mientras el Gobierno liberó de apuro US$ 400 millones para que las petroleras puedan importar diez buques de combustible, atribuyó el pico de demanda a una "psicosis" por los precios.
Los precios congelados hicieron que la demanda fuera a YPF. Pero la empresa tuvo una parada en su refinería, no pudo importar por falta de dólares y la situación se extendió a todas las marcas. Las estaciones de servicios empezaron así con los cupos, los racionamientos y hasta, en algunos casos, rompieron el congelamiento de precios. El problema se generalizó ayer.
La falta de nafta que afecta desde hace días a distintas provincias, se sintió con dureza desde anteayer. En la noche del jueves, la mayoría de las estaciones de servicio estaba sin combustible y los playeros reconocieron que era porque las petroleras estaban enviando menos cantidad.
El viernes se repitieron las escenas y, si bien algunas estaciones pudieron reactivar sus surtidores durante la jornada tras recibir los camiones que reabastecieron sus tanques, el problema se extendió a este sábado por la mañana donde conseguir nafta seguía siendo una odisea y había que armarse de paciencia para esperar el turno.