Esta medida se tomó casi en simultáneo a la fundación de la ciudad en 1863 en honor al fundador Justo José de Urquiza. También de manera simultánea con los Niños Santos, se denominó como Patrona a la Virgen de Los Dolores, honrando a la esposa del General Urquiza, Dolores Costas.
Desde el Municipio se informó que en adhesión a esta conmemoración, la jornada del viernes se declara no laborable para las dependencias del estado comunal. Se decretó disponer no laborable al próximo viernes 09 de agosto del corriente año, jornada en la cual se conmemora el Día de los Santos Patronos de nuestra ciudad, Justo y Pastor, embanderando e iluminando el edificio municipal.
Estas medidas de adhesión se toman teniendo en cuenta que por Decreto Provincial número 624 MGJE del 15/03/79 se dispone día no laborable, con carácter permanente, para las ciudades en que se rinde culto a su Santo Patrono.
Parroquia de los Santos Justo y Pastor
En febrero de 1864, meses después de la fundación de la ciudad, Alejo Peyret, pidió autorización al Gobierno Provincial para construir un templo. En 1876 el anhelo de los fieles comenzó a hacerse realidad y los muros de la iglesia empezaron a levantarse, ello se hizo con el aporte del Gobierno, una importante suscripción y el trabajo personal de los vecinos. El 9 de agosto de 1876 se erige en Parroquia.
Posteriormente el edifico fue refaccionado en distintas oportunidades llegando al estado en el que se puede observar en la actualidad. En el frente, puede leerse la inscripción latina “Haec Domus Deei Et Porta Coeli” (Esta es la Casa de Dios y Puerta del Cielo).
Santos Justo y Pastor
Nacieron en Tielmes (Madrid), fueron unos mártires hispanorromanos ejecutados en el año 304 en Alcalá de Henares (Complutum, según el nombre romano) por orden del gobernador Daciano, durante la persecución de Diocleciano.
Justo y Pastor, que contaban con 7 y 9 años respectivamente, se negaron a abjurar del cristianismo. En el lugar donde fueron ejecutados, años después se levantó una capilla para albergar sus restos, que fueron trasladados por San Urbicio a la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca, y a Burdeos, Francia, tras la invasión musulmana. En 1568 una parte de los restos regresó a Alcalá, donde se encuentran actualmente, quedando la mayor parte de sus restos en Huesca.
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