Daniel conversó sobre el oficio a través de la historia y cómo llegó a la provincia. “Los avances en platería son muy lentos por la cantidad de conocimientos que deben adquirirse” señaló el artesano y agregó: “Dedicación, amor al oficio y paciencia son fundamentales”.
“El desafío es dar a conocer cuan importante es la platería y todo lo que hay detrás, aquello que forma nuestra identidad” aportó Bravo.
Al igual que su padre, Daniel destaca la importancia de que el oficio de platero se siga transmitiendo. En el conversatorio expresó que normalmente los estados gastan grandes cantidades de dinero en montar estructuras tendientes a conservar en una vitrina un elemento del pasado, en lugar de invertir en que el procedimiento con el que esa pieza se elaboró se transmita de generación en generación y continúe siendo siempre presente.
La familia Bravo es, en el panorama de la platería en la provincia, una marca con peso propio. Su nombre es sinónimo de maestría en el manejo de un oficio cuyos antecedentes, en este caso, se remontan a mediados del siglo XIX, cuando los integrantes de esta familia realizaban piezas para Justo José de Urquiza.
La trascendencia, representatividad, excelencia, originalidad y utilidad de las producciones de Platería Bravo, marcan la historia sanjosesina.
Acompañaron la actividad la Viceintendente Marisa Follonier, la Coordinadora de Trabajo y Producción, Natalia Follonier, referentes del Sindicato de la Carne y artesanos y manualistas locales, entre los que se destacó la presencia de los reconocidos Dalila Borda y Brian Acevedo de El Brillante.
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